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¿Sabías que el divorcio de los padres es un factor de riesgo de suicidio entre los adolescentes?

on Mon, 11/07/2011 - 11:48

La adolescencia, junto con la vejez, es una de las dos franjas de riesgo de suicidio entre la población. Hay varios factores que pueden ser desencadenantes de la muerte voluntaria entre los adolescentes: el fracaso escolar, un desengaño amoroso o el divorcio de los padres, entre otros, pueden convertirse en precipitantes.

Los adolescentes que llegan a quitarse la vida lo hacen porque sienten que no tienen el control de la situación, que no les gusta su vida, y que no tienen ninguna otra opción. El hecho de haberlo intentado antes, o bien hablar sobre suicidio, la sintomatología depresiva, la falta de apoyo social (familiar y de amistades) ... son factores de riesgo.

Es importante que, ante un divorcio, los padres hablen con sus hijos, les cuenten la situación con un lenguaje adecuado a su edad, explicando los motivos de la ruptura y clarificando cómo se van a gestionar los aspectos prácticos de la vida diaria a partir de que la separación sea efectiva. Igual de importante que demostrarles que el amor paterno-filial es incondicional, y que a ellos se les sigue queriendo igual que siempre, es importante someterse a sus preguntas, clarificar todas las dudas que tengan de la forma más explícita posible. El psicólogo forense que lleve el caso, habiendo evaluado a todo el núcleo familiar, incluidos, obviamente, los menores, podrá proporcionar información muy valiosa sobre cómo se sienten los niños ante la situación que están viviendo, y aconsejará la mejor forma de gestionarla con ellos.

Es normal que, inicialmente, haya sentimientos de protección hacia el progenitor “abandonado” y de culpa hacia el progenitor “que abandona”; así como también podemos esperar comportamientos de enfado, de tristeza, de rebeldía, incluso de regresión en niños más pequeños … pero deberían ser temporales. Si vemos que el comportamiento del menor no retorna a la normalidad cuando ha pasado un tiempo prudencial, debemos acudir a un psicólogo para solicitar información y, si fuera necesario, empezar una terapia psicológica con el menor.

Fuente: http://www.elmundo.es/elmundo/2011/10/27/espana/1319712105.html

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