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Falsas denuncias por violencia

on Thu, 04/07/2011 - 10:36

Esta mañana, haciendo mi repaso habitual de periódicos digitales, en la sección de "Sociedad" me topaba con la noticia que en la Comunidad Valenciana bajaron todos los delitos en 2010, a excepción de los malos tratos en el ámbito familiar y los robos en viviendas. Acerca de los primeros consideran que el crecimiento del 0.7 por cada mil habitantes es debido al aumento de denuncias tras la implantación de la ley contra la violencia de género.

Curiosamente, en el mismo medio, pero en el apartado de Baleares, leía una noticia que, entiéndanme la expresión, me ha resultado graciosa. Ayer leía la noticia de una mujer que había sido agredida en su casa, por un encapuchado que había irrumpido en el domicilio y le había asestado una puñalada en el muslo. La supuesta víctima manifestaba que no había podido reconocer al agresor, pero especulaba que era la actual pareja de su exmarido, por un asunto de celos. Agregaba que había estado recibiendo amenazas y que sospechaba que estaba siendo víctima de magia negra, porque le pintaban el coche con estrellitas.

Pues bien, menos de 24h más tarde se descubre que de lo dicho, nada. La policía ha encontrado periódicos en la casa de la supuesta víctima que coinciden con las notas amenazadores que, teóricamente, le habían mandado al más puro estilo hollywoodiense en la película "El guardasespaldas". En el hospital le curaron la herida (de un centímetro en un miembro no vital) y le dieron el alta al poco rato. Y la policía considera que no hubo encapuchado, ni vudú, ni nada por el estilo.

Con esto no quiero decir, hilando las dos noticias, que el aumento de denuncias por violencia venga motivado por denuncias falsas. ¡¡Ni mucho menos!! Pero sí que algunas (no voy a meterme en si muchas o pocas) de las denuncias son falsas y persiguen, habitualmente, un fin instrumentalizador (conseguir la custodia de los menores en común, chantajear al otro para conseguir dinero, o simplemente dañar por despecho). Es tan retorcido como real. Y, aunque me pese reconocerlo, como mujer que soy, en un porcentaje altísimo las falsas denuncias las interponen mujeres que se zafan de una ley que nació con el propósito de ayudar las víctimas, no para ser objeto de burla.

Las falsas denuncias no sólo saturan el sistema judicial, sino que ocasionan unos daños económicos y emocionales al denunciado que, si el denunciante valorara racionalmente, probablemente el número de falsas denuncias se reduciría sustancialmente. Pero, ¿en cuántas ocasiones se denuncia a la falsa víctima? Normalmente el supuesto agresor se siente tan aliviado cuando se le absuelve, que aplica eso del "mira, da igual, lo importante es que ya se acabó y me han absuelto". Y, otro punto importante, ¿cómo se puede saber si esa víctima ha sufrido o no en realidad malos tratos? En el caso mencionado, la policía parece haber encontrado suficientes indicios para desmontar la declaración de la supuesta víctima, pero en otras ocasiones ésta se ha asesorado suficientemente como para tratar de simular unos malos tratos. Por eso es esencial que un equipo multidisciplinar formado, entre otros, por agentes de la ley, médicos forenses y psicólogos forenses, hablen con la persona que presenta la denuncia, para ayudarla y acompañarla en el proceso al que se enfrenta tras la denuncia o bien para desenmascararla.

Suficiente estigma tienen todavía las mujeres víctimas de violencia en la sociedad actual, suficiente valor necesitan para tomar aire e irse a una comisaría a interponer una demanda, como para que personas que carecen de valores hagan planear la sombra de la duda sobre las denuncias. Considero de suma importancia que caiga todo el peso de la ley por igual ante los agresores reales como ante las falsas víctimas.

Fuentes: http://www.elmundo.es/elmundo/2011/04/06/valencia/1302113719.html

http://www.elmundo.es/elmundo/2011/04/06/baleares/1302086279.html

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