Viviendas separadas, gastos repartidos.

Tras un divorcio, uno de los dos progenitores (o ambos) cambian de domicilio, incluso hay ocasiones en las que el cambio de residencia implica un cambio de localidad. Cuando existen menores, este punto es un problema.

Recientemente se ha conocido el caso de una pareja de Albacete que, tras divorciarse, vivían a 32kms de distancia. El menor vivía con la madre en el antiguo domicilio familiar, y el padre fue quien trasladó su residencia.

Inicialmente el Juzgado de Primera Instancia de La Roda (Albacete) consideró que lo mejor para el menor era que el padre se desplazara para recoger al hijo en el domicilio materno y que la madre se encargase de recogerlo en el domicilio paterno. La madre recurrió la sentencia y la Audiencia Provinicial de Albacete consideró que debía ser el padre, por ser quien vivía lejos del domicilio del menor, el que se desplazara en ambos casos, tanto para recogerle como para llevar a cabo su devolución y el que, de este modo, asumiera todos los costes de los traslados. El padre fue entonces quien recurrió la sentencia, alegando que con esta fórmula se vulneraba el interés del menor y el reparto de cargas entre los padres, al imponérsele al él que se encargara en exclusiva de la recogida y retorno del menor al domicilio de la madre. El padre alegó además que estos desplazamientos le supondrían recorrer aproximadamente 1.200 kilómetros mensuales y "una carga económica importante". También recordaba que el equipo psicosocial propuso la misma solución adoptada por el Juzgado de Primera Instancia de La Roda y defendía que el reparto de cargas económicas "repercute en beneficio del menor".