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Custodia Compartida, con humor

on Wed, 08/20/2014 - 11:46

Hace 5 días, el 15 de agosto, el escritor Sergi Pàmies nos regalaba un toque de humor con su visión de los intercambios de hij@s que se producen ese día, por ser mitad de mes vacacional. Esperemos que sirva para arrancar una sonrisa a tod@s aquell@s que estamos vinculados, de una forma u otra, a la custodia compartida.

No está reconocido oficialmente pero hoy es el día internacional de la Custodia Compartida. Basta salir a la calle para comprobarlo: coches en doble fila con conductores nerviosos o que fingen no estarlo (se miran en el retrovisor, se sacan y ponen las gafas de sol o regulan, con incongruente impaciencia, el aire acondicionado). Esperan el watsap que está a punto de enviarles bien el ex o bien el hijo, que ya sabe que hoy toca cambiar de casa para hacer efectivo un pacto de separación basado en el modelo diplomático de "paz por territorios". La intensidad del momento fluctúa según la edad de las criaturas y la inteligencia de los adultos. Cuando los niños son pequeños, los separados intentan no mirarse para evitar cortocircuitos y se expresan a través de sus hijos. Por ejemplo, el padre receptor de hijo dice: "Dale un beso a tu madre", y la madre entregadora dice: "Díle a tu padre que no te compre demasiados helados". Son frases estereotipadas que se pronuncian para perpetuar un ritual -sólo les falta firmar el albarán para oficializar la transacción- que está por encima de la condición terrenal de los protagonistas.

Aunque hay excepciones, los niños intentan que el intercambio sea incruento. Se trata, sin embargo, de una naturalidad que sondea las ventajas de la doble residencia y la mala conciencia retrospectiva de quien, durante quince días, deberá asumir la condición de cabeza de familia. Las estampas de esta jornada son diversas. Está el ex implacable, que recoge a su hijo acompañado por la nueva pareja -y por sus nuevos hijos-. Y está el ex que le pide prestado un coche deportivo a un amigo para comprar el afecto inmediato de un niño que aún no ha desarrollado tarifas propias de soborno y extorsión y que vive los felices años de la inopia a fondo perdido. También están los niños que arrastran perros, gatos, tortugas, hámsters e iguanas, que son el presagio de una adolescencia conflictiva. El intercambio incluye bolsas, mochilas y consejos sobre ventolinas, jarabes, gafas y otros derivados de la intendencia. Hoy, 15 de agosto, habrá parejas que intercambiarán a sus hijos por primera vez. Son frágiles: cada uno defiende su posición y el cruce de miradas es contraproducente. El adulto que ha decidido divorciarse se resiste a mirar a su ex porque es su modo de no mostrar debilidad. Y el cónyuge que se estrena en el arte de fingir entereza sabe que de la calidad del intercambio dependerá la imagen que transmita su hijo. Luego, cuando el coche arranca, es preceptivo que el ex que se queda solo permanezca un rato en la acera con los brazos cruzados y cara de póquer. Es una posición que no permite interpretar si le produce pánico enfrentarse a dos semanas de soledad o si, por el contrario, se está aguantado las ganas de correr hacia la casa, ducharse, depilarse, tomarse un Martini, cambiarse y salir a hacer daño hasta que amanezca.

Fuente: http://registrousuarios.lavanguardia.com/premium/54413737076/index.html

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